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Transcripción de la sentencia de Hans y Sophie Scholl y Christoph Probst

Transcripción de la sentencia de Hans y Sophie Scholl y Christoph Probst, 22 de febrero de 1943.

Transcripción I H 47/43

En nombre del pueblo alemán

En el juicio contra

1. Hans Fritz Scholl, de Munich, nacido en Ingersheim, el 22 de septiembre de 1918, 2. Sophia Magdalena Scholl, de Munich, nacida en Forchtenberg, el 9 de mayo de 1921 y 3. Christoph Hermann Probst, de Aldrans bei Innsbruck, nacido en Murnau, el 6 de noviembre de 1919,

en custodia por investigación por traición en ayuda del enemigo, preparación para cometer alta traición y debilitamiento de la seguridad armada de la nación, el Tribunal del Pueblo, primer Senado, según el juicio llevado a cabo el 22 de febrero de 1943, compuesto por los siguientes funcionarios:

Dr. Freisler, Presidente del Tribunal del Pueblo, quien preside, Stier, Director del Poder Judicial Regional (Bavaria), Breithaupt, Líder del Grupo SS, Bunge, Líder del Grupo SA, Koglmaier, Secretario de Estado y Líder del Grupo SA y Weyersberg, Fiscal del Reich, en representación del Fiscal General de la Suprema Corte del Reich,

deciden:

Que los acusados, en tiempo de guerra y mediante panfletos, han incitado al sabotaje del esfuerzo de guerra y los armamentos y al derrocamiento del modo de vida Nacional Socialista de nuestro pueblo, que han difundido ideas derrotistas y han difamado de la manera más vulgar al Fuhrer; colaborando de esta manera con el enemigo del Reich y debilitando la seguridad armada de la nación.

Por tanto, en virtud de este cargo se los condena a muerte.

Han perdido su honor y derechos como ciudadanos por siempre.

Antecedentes

El acusado Hans Scholl ha sido estudiante de medicina desde la primavera de 1939 y, gracias a la preocupación del gobierno Nacional Socialista, ha comenzado el octavo semestre en dicha carrera. Mientras tanto cumplió servicios temporales en un hospital de campo en la campaña en Francia y nuevamente desde julio hasta noviembre de 1942 en el frente oriental, como auxiliar médico.

Como estudiante su deber lo obliga a brindar un servicio ejemplar a la causa común. En su función como soldado, asignado a realizar estudios de medicina, tiene una obligación especial de lealtad al Fuhrer. Esto y la ayuda que le fue otorgada expresamente por el Reich no le impidió, en la primera mitad del verano de 1942, escribir, duplicar y distribuir panfletos de la “Rosa Blanca”. Estos panfletos derrotistas predicen la derrota de Alemania y llaman a una resistencia pasiva en forma de sabotaje de la industria de la guerra y sabotaje en general, con el fin de que el pueblo alemán sea privado del modo de vida Nacional Socialista y por tanto de su gobierno.

¡Todo esto porque él imaginaba que sólo de este modo el pueblo alemán sobreviviría al finalizar la guerra!

Al regresar de Rusia en noviembre de 1942, Scholl solicitó a su amigo, el acusado Probst, que le proporcionara ¡un manuscrito que abriera los ojos del pueblo alemán! En realidad Probst le facilitó un borrador de un panfleto como él lo solicitó, a fines de enero de 1943.

Tras conversaciones con su hermana, Sophia, los dos decidieron llevar a cabo una propaganda con panfletos, en forma de campaña contra la guerra y a favor de la colaboración con los enemigos plutocráticos del Nacional Socialismo. Hermano y hermana, quienes vivían en la misma pensión, colaboraron en la redacción de un panfleto, “A todos los alemanes”. En él predecían la derrota de Alemania y exhortaban a una guerra de liberación contra el “accionar delincuente Nacional Socialista” y exigían el establecimiento de una democracia liberal. Además, redactaron un panfleto, “¡Estudiantes alemanes!” (en versiones anteriores, “¡Compañeros luchadores!”), en el que incitaban a una lucha contra el Partido. Escribieron que había llegado el día de saldar cuentas y tuvieron la osadía de comparar su batalla contra el Fuhrer y el modo de vida Nacional Socialista con la Guerra de Liberación contra Napoleón (1813). En referencia a su proyecto, utilizaban la canción militar, “¡Arriba, arriba pueblo mío!, ¡que el humo y las llamas sean nuestra señal!”

Los acusados Scholl, en parte con la ayuda del acusado Schmorell, duplicaron los panfletos y de común acuerdo los distribuyeron de la siguiente manera:

Schmorell viajó a Salzburgo, Linz y Viena y envió 200, 200 y 1,200 panfletos por correo a distintos lugares de esas ciudades; en Viena otros 400 fueron enviados a Frankfurt am Main. Sophia Scholl envió 200 por correo en Augsburgo y en otra ocasión 600 en Stuttgart. Hans Scholl con la ayuda de Schmorell distribuyo miles de panfletos en las calles de Munich durante la noche. El 18 de febrero los Scholl depositaron entre 1500 y 1800 copias en paquetes en la Universidad de Munich y Sophia Scholl lanzó una gran cantidad de ellos desde el tercer piso, por la claraboya del edificio.

Hans Scholl y Schmorell, la noche del 8 de agosto de 1942 y el 14 de febrero de 1943 pintaron los muros de muchos lugares en Munich, y particularmente de la universidad, con las palabras “Abajo Hitler”, “Hitler, asesino de masas” y “Libertad”. Después del primer incidente, Sophia Scholl se enteró de esta acción, estuvo de acuerdo con ello y solicitó, aunque sin éxito, ¡que la dejaran ayudar en el futuro!

Los gastos fueron cubiertos por los propios acusados (en total, cerca de 1.000 marcos).

Probst también comenzó sus estudios de medicina en la primavera de 1939 y actualmente cursa el octavo semestre; es soldado asignado a tareas de estudiante. Está casado y tiene tres hijos: uno de dos años y medio, uno de un año y cuatro meses y uno de cuatro semanas. Es un “hombre apolítico”, ¡por lo tanto no es un hombre! Ni la preocupación del Reich Nacional Socialista por su capacitación profesional ni el hecho de que sólo gracias a la política demográfica Nacional Socialista fue posible que él tuviera una familia le impidieron escribir a instancias de Scholl, en un derrotismo cobarde, un “manuscrito” que toma la lucha heroica de Estalingrado como ocasión para difamar al Fuhrer y afirma que éste era un estafador militar, y luego en tono de exhortación, incita a oponerse al Nacional Socialismo y a una acción que llevaría, como él pretende, a una capitulación honorable. Él apoya las promesas de este panfleto con citas de… ¡Roosevelt! y ¡obtuvo conocimiento sobre estos asuntos al escuchar transmisiones británicas!

Todos los acusados han reconocido los hechos arriba mencionados. Probst ofrece como excusa su “depresión psicótica” en el momento en que redactó el panfleto, la cual según él surge de Estalingrado y la enfermedad puerperal de su esposa. Pero estas explicaciones no son excusa para una reacción de este alcance.

Quien comete, como estos tres acusados, actos de alta traición, debilitamiento del frente nacional y de ese modo, en tiempo de guerra, de la seguridad de la nación, y ayudando de tal modo al enemigo (Párr. 5 del Decreto Especial de Guerra y Párr. 91 b del Código Penal), ¡levanta una daga para apuñalar al Frente por la espalda! Esto también se aplica a Probst, si bien él aduce que su manuscrito no era para ser usado como panfleto, ya que el tono y el estilo del manuscrito prueban lo contrario. Quien actúa de esta manera (particularmente en estos momentos, cuando debemos cerrar filas), intenta ocasionar la primera división en la unidad del frente de batalla. ¡Y son estudiantes alemanes, cuyo honor tradicionalmente ha sido conocido por el sacrificio personal por el Volk y la madre patria, quienes actuaron de esta manera!

Si el castigo para un hecho de esta naturaleza no fuera la muerte, estaríamos forjando los primeros eslabones de una cadena cuyo final (anteriormente) fue 1918. Por tanto, a fin de proteger al Volk y al Reich en guerra, el Tribunal del Pueblo ha hallado sólo un castigo: la muerte. El Tribunal del Pueblo sabe que hay unanimidad con los soldados respecto de esta decisión.

Mediante la traición a nuestro Volk, los acusados han perdido su ciudadanía para siempre.

Como delincuentes que han sido hallados culpables, los acusados abonarán los costes del tribunal.

Stier.

Dr. Freisler (firmado)

Fuente: Inge Scholl, The White Rose: Munich, 1942-1943 (Middletown, Conn.: Wesleyan University Press, 1983), pp. 114-118.